Después de un costoso viaje por la titularidad de los pinos, por fin Peña Nieto llega a la silla presidencial, o como dijera con su asombrosa certeza en en la FIL de Guadalajara, llegó a La silla del Águila. Podríamos suponer, que su no tan buen inicio como sucesor del ejecutivo es una consecuencia que se profetizo hace bastante tiempo. Sin embargo, haiga sido como haiga sido, él ya tiene un lugar que plasmar en los libros de texto de la SEP y claro, en las memorias de millones de connacionales que permitieron que el Jurasicc Park emprendiera plan fuga.
El reto que se avecina en estos seis años es demasiado para Peña, o para ser más exactos y sinceros, el reto gigantesco para sus asesores. Como punto fundamental, la lucha contra organizaciones criminales, ¿cómo intervendrá? ¿Usara a las fuerzas armadas con mayor o menor intensidad como lo hizo su antecesor ? En el rubro educativo, ¿podrá mantener buenas relaciones que deriven optimas condiciones de construcción para el avance tecnológico y científico del país? Y no menos importante, su relación frente a EE.UU.
Sólo queda por esperar en las próximas horas, como se van desarrollando los movimientos sociales que a título personal podrían convertirse en movimientos más ofensivos, si no existe un planteamiento directo y personal de Enrique Peña Nieto.
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